Dos historias de amor y superación: la Fundación Cráneo-facial Noordhoff y la Casa de los Jóvenes de Taoyuan

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Fundación Cráneo-facial Noordhoff

A pesar de que el labio leporino y paladar hendido son condiciones que pueden corregirse, la serie de cirugías reconstructivas y cuidados especiales que estos pacientes requieren dan a los miembros de la familia un enorme estrés. Si se proporciona a los padres, un apropiado apoyo y guía en esta difícil etapa, podemos evitar que, quienes hoy cuidan de sus niños, requieran luego el cuidado de otros.

“Tras las cirugías reconstructivas, los niños pueden tener una sonrisa encantadora, tal y como cualquier otro niño”, dice muy feliz mamá Chunlian, mientras muestra en su teléfono móvil las fotos de su propia hija. Nadie podría imaginar que la carismática niña, quien sonríe con mucha naturalidad en todas las imágenes, nació con labio leporino y paladar hendido.

Precisamente porque conoce las peripecias por las que los padres cuyos bebés tienen labio leporino y paladar hendido han de pasar, por ejemplo, cuidados especiales en la alimentación, terapia previa a cirugía y otros, sabe que esto ocasiona en los padres un desgaste emocional muy grande. Además con frecuencia escuchan comentarios absurdos e insensateces de ciertas personas a su alrededor, como “esa madre de seguro cogió un cuchillo”. Es difícil que esta presión no les ocasione ansiedad, sufrimiento y una sensación de remordimiento. Ante ello, el director de la Fundación Cráneo-facial Noordhoff, Wang Jinying, dice “sin importar cuáles sean los problemas emocionales o referidos al tratamiento médico para sus hijos, que tengan los padres, todos pueden buscar apoyo en la fundación. Además, hemos abierto un programa de apoyo y guía, que tiene por objetivo minimizar la ansiedad y preocupaciones de los padres, enseñarles las técnicas especiales de cuidado para sus hijos, una vez que los padres las aprendan podrán atender a sus hijos con mucha confianza.” Este programa no solo se apoya en las grandes capacidades de la medicina, además, es el resultado del esfuerzo conjunto de trabajadores sociales, psicólogos, terapeutas del lenguaje y otros profesionales. Solo así puede alcanzarse el objetivo de brindar un tratamiento médico integral.

 

La Casa de los Jóvenes de Taoyuan

“Las familias felices son todas parecidas, pero aquellas con problemas son muy diversas”. No todos tienen la buena fortuna de haber sido criados bajo el amor incondicional de una familia. A todos aquellos jóvenes quienes, cuando niños, se les dio la etiqueta de descarriados, debe dársele la oportunidad de rectificar sus inconductas y enderezar sus vidas. Ningún niño debe ser dejado atrás.

“Kaikai, voy a salir un momento, ya vuelvo”, fueron las últimas palabras que este niño escuchó de su madre, nunca se supo por qué razón, a la edad de diez años, ella lo abandonó, y desde aquel momento su vida cambiaría drásticamente. Su padre contrajo segundo matrimonio, donde él y su hermano eran constantemente maltratados por su hermanastro para así proteger a su hermana menor, que sufre de discapacidad motora. “Volver a casa era como volver al infierno, por eso mi hermano menor y yo comenzamos a faltar a la escuela y escaparnos de casa” Recuerda Kaikai. Y, tal y como una planta que carece de raíces, este niño que creció sin recibir el amor de sus padres empezó a andar por el mal camino.

Sin embargo, al ingresar al reformatorio llamado La Casa de la Juventud, en Taoyuan, Kaikai comenzó a cambiar. “Me di cuenta de que este lugar era diferente, no solamente porque las 24 horas del día había personas dentro, sino que a diferencia de otros lugares, la entrada no solo es una fría puerta, en el ingreso también hay personal de seguridad”. Esta breve explicación da claras luces del deseo de Kaikai por tener un lugar al cual llamar hogar y con el que pueda tener un vínculo de pertenencia. Gracias al enorme esfuerzo y cuidado del director de la Casa de la Juventud, Zhang Jinyi, y todo el personal, Kaikai se interesó por la música y desarrollo una fe religiosa. Ese amor que trasciende las relaciones sanguíneas, poco a poco abrigó el corazón de Kaikai y le hizo comprender que, mientras no se dé por vencido, definitivamente puede arrancarse la etiqueta de joven rebelde que le fue puesta cuando niño.

Zhang Jinyi explica que “la sociedad etiquetó a estos niños de manera demasiado severa, ellos simplemente fueron criados con carencia de amor, por eso, no saben cómo amar.” Él, además, reconoce que desde que la Casa de la Juventud de Taoyuan fue instituida, a menudo se siente descorazonado y decepcionado; sin embargo, es precisamente debido a que él tiene una historia personal similar, que comprende de corazón las inconductas de estos jóvenes y sabe cuáles son sus sinceras expectativas y anhelos.