
Varios políticos taiwaneses están pidiendo al Gobierno que actúe ante la avalancha de casos de jóvenes taiwaneses que son atraídos con promesas de trabajo altamente remunerado en Camboya pero que terminan en un empleo en condiciones penosas, mal pagados e incluso semiesclavo. También pueden acabar en bandas de fraudes telefónicos y extorsionistas.
Hoy día 11, una joven víctima de estas prácticas ha convocado una rueda de prensa en el Yuan Legislativo acompañada de varios legisladores para pedir al Gobierno que habilite un equipo de trabajo específico para este problema que está conmocionando a la sociedad taiwanesa.
La víctima ha denunciado que en 7 días fue “vendida” hasta en cuatro ocasiones por varias de estas bandas organizadas. Pero el suyo no es el único caso. De acuerdo con los registros de vuelos, se calcula que unos 2000 jóvenes taiwaneses podrían estar en Camboya trabajando ilegalmente y siendo retenidos en contra de su voluntad.
El caso de un joven de 17 años que pudo escapar de sus captores en Tailandia, tras ser vendido desde Camboya a Birmania, destapó la tragedia. Al parecer, el modus operandi de estas bandas, en su mayoría regidas por taiwaneses, es organizar falsas entrevistas de trabajo en hoteles o locales de lujo en Taipéi. Una vez que se ganan la confianza de los candidatos, les hacen firmar contratos de trabajo con condiciones draconianas. Solo cuando llegan a Camboya se dan cuenta de que han caído en un timo. Al llegar, los “empleadores” les arrebatan los pasaportes y les obligan a trabajar hasta que paguen las multas por violación de contrato. Algunas víctimas se han visto incluso sometidas a torturas físicas por no realizar su trabajo.
Estos grupos organizados de criminales aprovechan la inexistencia de relaciones diplomáticas entre Taiwán y Camboya para librarse de la presión de las autoridades. La Policía ha dicho hoy que comenzaron a investigar el problema en marzo, pero solo en julio se dieron cuenta de la magnitud del mismo. En una nota de prensa, la Policía ha dicho que ha puesto en marcha un protocolo de respuesta para empezar a golpear a estas organizaciones en sus ramas de Taiwán.