
Esta semana, el Instituto Chung-shan de Ciencia y Tecnología presentó cinco nuevos “drones asesinos” para aumentar las capacidades militares de Taiwán. En la rueda de prensa se destacó un vehículo aéreo no tripulado de fabricación propia que se puede medir con el Switchblade 300 de EE. UU., un arma merodeadora en miniatura conocida como “dron suicida”.
El dron asesino, diseñado y desarrollado por el instituto, está equipado con cabezas altamente explosivas. Tiene una duración de vuelo de más de 15 minutos y cubre un área de más de 10 kilómetros. La munición se encaja en una “mochila” y destruye objetivos con gran precisión.
El director del proyecto Chi Li-ping (齊立平) dijo a los medios que este dron es similar a una granada grande que vuela por sí misma.
El instituto también presentó un nuevo dron antirradiación diseñado para detectar y destruir fuentes de emisión de ondas de radio. Otra novedad es el Cardinal III, un dron de vigilancia con despegue vertical y capacidad de aterrizaje. Los nuevos drones fortalecerán la defensa asimétrica de Taiwán.
Chi añadió que el instituto está ahora trabajando en un sistema que permitirá a diferentes vehículos aéreos intercambiar información en combate. Taiwán está preparándose para el caso de que estalle una guerra en el Estrecho, y quiere asegurarse de que puede protegerse.